UNA CARTA MAS
- Eddy R. Vargas
- 7 ago 2019
- 4 Min. de lectura
Querida hija…
Mientras duermes, viéndote descansar, desde cierta distancia, pienso en ti. Cuando la noche llega y el cansancio parece ganar la batalla, el silencio se alía con el alma y salen a combatir misteriosamente, trayendo al corazón tantas preguntas….. Créeme me atormenta cuando no estas en casa que harás, con quien estas, por donde estarás, tantas preguntas y sin respuestas, no lo niego me cuesta conciliar el sueño, muchas veces quizás no he dormido lo suficiente para irme al trabajo preocupado que no estas en casa, sin embargo algo puedo decirte, siempre estas en mis oraciones y le pido al creador que envié esos Ángeles maravillos para que cuiden de tì, recuerdo fragmentos de un salmo que dice..." pues sus ángeles enviara cerca de tì que te guarden en todos tus caminos. En las manos te levantaran para que tu pie no tropiece en piedra".... y es lo que le pido todas las veces que tu no llegas a dormir o sales con tus amigos y amigas, ahhh que tiempos de juventud pero bueno todo cambia.
Sabes.... no creía conocer acerca de la palabra de Dios, pero gracias a tì me he acercado mucho mas a èl como no te imaginas, sin embargo como padre sigo preocupándome, se que hay cosas que puedo hacer y cosas que no, aunque quisiera intervenir en tu vida no lo hago por que es parte de lo que tu experimentaras y espero que en los caminos que busques sean los mas adecuados y aun de lejos estaré ahí para observarte y sufriré contigo cada traspié que des y sonreiré con cada triunfo que hay en tu vida.
¡Cuánto te quiero! Es lo primero que me brota del corazón. Cuánto te quiero… No sé explicártelo muy bien… Tal vez cuando seas madre lo descubrirás por ti misma. Un amor proporcional al sufrimiento que siento a la par. Cuando uno ama, se abre al sufrimiento. Uno no puede amar sin darse, sin vaciarse, sin desnudarse, sin exponerse. Desde que apareciste, yo soy más fuerte en mi fragilidad. Y sufro más. Y amo más. Y soy más. Pareciera tonto lo que te digo pero asi soy, tal vez un poco idealista, tal vez un poco sentimental tengo derecho a decirlo......?? ahora solo se que te tengo a tì, eres mi hija, eres parte de mi, eres el Yo mismo o eso creo, que padre diria lo contrario si es sangre de su sangre.
¿Eres feliz? Es la pregunta fundamental que quisiera saber, al menos a mí me importa y estos seguro que es lo que más atormenta a un padre. Sé que tu felicidad no depende de mí, ni soy yo quién te la va a proveer, pero no puedo dejar de pensar si yo acertando para ayudarte en esta tarea que hay que afrontar. Porque la felicidad no es como un gûisado, no depende tanto de lo que esta afuera, es como lo cocinamos por dentro. Esa interioridad, ese misterio que nos habita, esas nuestras aspiraciones, esos nuestros sueños, esos nuestros dolores, ese sufrimiento, muchas veces disfrazada como nuestra alegría aparentando ser serena, pero muy por dentro llena de dolor, tanto dolor que muchas veces buscamos rodearnos de personas cuan las cuales creemos somos felices, pero son momentos pasajeros, cuando no estan seguimos estando tan solos como cuando están en tu habitación solo tu con tu pensamiento y todo lo medimos por el amor que damos y percibimos… Yo te veo feliz pero también percibo que no llego a todo lo que eres. Te conozco y no alcanzo a conocerte por completo a la vez. Y eso, en parte, me llena de preocupación. ¡Querría conocerte por entero! Pero eso sería casi poseerte… Y no, no eres mía.
Muchas noches, al acostarme, te pongo en manos de Dios e intento relajarme, asumirme como padre con todos mis errores, y confiarte a las manos de un Padre celestial que se es mejor que los que tienes en la tierra. Dios sí te conoce, no te grita como yo, ni te regaña, ni te decepciona, ni te confunde, ni te exige más allá de lo que puedes dar… Aunque, en parte, y pensándolo bien, hay cosas que Dios me ha prestado de su “kit de padre”. Porque yo te amo. Porque yo te espero siempre. Porque yo te perdono. Porque yo te curo las heridas. Porque sueño con lo mejor para ti. Porque veo el diamante que te habita y los dones que te han sido dados. Porque me gusta que me abraces, que descanses en mí, que busques refugio en mis besos, en mi mirada…
¡Qué difícil enseñarte! ¡Qué difícil educarte! ¿Dónde poner límites? ¿Cuándo apretar para sacar lo mejor de ti y enseñarte el camino del esfuerzo, de la tarea, de la misión, de la encomienda, de la fidelidad, de la fortaleza? ¿Cuándo abrir simplemente los brazos y recibirte vencida, sin más? ¿En qué cosas me excedo y en cuáles me quedo corto?.
¿Y de Dios qué puedes decirme? Me gustaría rezar más contigo, contarte muchas cosas, llevarte a mil sitios, que vivieras mucho de lo que yo he vivido y descubierto… Creo que me quedo corto en mucho pero lo asumo. También este camino es personal y sólo tú puedes andarlo. Te acompaño como padre y me gustaría que tuvieras fe para que nuestro padre celestial te acompañe siempre a donde quiera que camines.
Me voy despidiendo. Gracias por ti. Gracias por lo que me enseñas. Gracias por tu coraje, por tu alegría, por luchar por tu autonomía. Gracias por quererme o pienso que me quieres, jajaja y dejarte querer, bueno eso pienso, quizás no he sido un buen padre para tì, muchas veces me pregunto en donde te falle y me doy cuenta que falle en darte mucho amor y exigirte poco, en dejarte hacer lo que deseabas en lugar de exigirte responsabilidad, en proveerte tanto y sin darme cuenta que todo tiene un valor y no te dije cuanto esfuerzo vale, bueno ahora no son tiempos de reproche son tiempos en los cuales tu empiezas a vivir mientras yo envejezco, en los que tu juventud es tu señorío pero has ignorado que mis canas y vejez es mi carta de presentación de experiencia, me gustaría que alguna vez tomáramos un café, compartiéramos un momento o simplemente dejaras que te ame.
Tu viejo.
Autor: Sr. Vargas
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